La arquitectura es la respuesta formal y funcional que utiliza la tecnología apropiada para resolver requerimientos particulares.
No es un proceso puramente racional sino una respuesta en que se conjugan dentro del diseño sensaciones, emociones y sentimientos tamizados en la relación con el cliente.
De hecho, la buena arquitectura no depende solamente de un buen arquitecto; depende también de un buen cliente.
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